Tuesday, September 8, 2009

De defensas injustificadas y otros cuentos


Por: Ernesto Ariel Suárez

Del Diccionario de la Lengua Española Vigésima segunda edición de la Real Academia Española:

implícito, ta.
(Del lat. implicĭtus).
1. adj. Incluido en otra cosa sin que esta lo exprese.

contexto.
(Del lat. contextus).
[…]
2. m. Entorno físico o de situación, ya sea político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el cual se considera un hecho.
[…]

Estas dos definiciones son importantísimas para el tema sobre el cual escribo.

Desde hace un par de días, un cierto grupo de personas (o quizá solamente un individuo) a los que hasta hace poco trataba de ignorar o darles el beneficio de la duda como simples comerciantes tratando de enriquecerse promoviendo y trayendo músicos y otros artistas de Cuba; han comenzado a circular un artículo en el que tratan (o él trata) de desvirtuar el carácter y significado de un cierto documento que ya se ha hecho célebre por sus macabras implicaciones. Me refiero a un artículo sobre una carta de abril del 2003 titulada “Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos” y firmada por 29 artistas e intelectuales cubanos entre los que se encuentran prominentemente Silvio Rodríguez y Amaury Pérez, en el cual se les trata de justificar y defender.

Para aquellos que están familiarizados con los hechos que provocaron este “mensaje”, no hacen falta más explicaciones. Sin embargo, para los que no lo son, es imperativo que los narremos aunque sea escuetamente. El día 2 de abril del 2003, un grupo de personas, incluyendo tres jóvenes que se llamaban Bárbaro Leodán Sevilla, Lorenzo Enrique Copello y Jorge Luis Martínez, trataron de desviar la lancha Baraguá que cubría la ruta Muelle de Luz-Casablanca-Regla en la bahía de La Habana hacia los Estados Unidos buscando la libertad que les faltaba en Cuba. Entre el 5 y el 8 de abril del mismo año, estos tres jóvenes fueron sometidos a un juicio “sumarísimo” por Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado del Tribunal Popular de la Ciudad de La Habana . Las sentencias variaron entre la penal capital para los arriba mencionados hasta 2 años de cárcel para otros implicados. La sentencia de muerte por fusilamiento para los tres, fue acarreada sin posibilidad de apelación el 11 de abril del 2003, es decir, menos de tres días después de ser pronunciada.

Decir que el mundo entero condenó esta violación flagrante de los derechos humanos, sería tratar nosotros de desvirtuar los hechos. No fue así, como nunca es así cuando se trata de atrocidades cometidas por el régimen de los hermanos Castro. No obstante, un grupo importante de personas en el mundo sí lo hizo, incluyendo gente de izquierda que le han sido útiles a la tiranía en otros momentos como Ana Belén, Víctor Manuel, Günter Grass, Imanol Arias, Pedro Almodóvar, Caetano Veloso y Joan Manuel Serrat.

Esta reacción inesperada de algunos a quienes se había considerado hasta entonces incondicionales y entusiastas partidarios de la dictadura; provocó la carta antes mencionada. En ella, para aquellos que no la conocen, se les reprocha lacrimosamente que hayan hecho estas declaraciones de condena y se les justifica al expresar que ellos, los intelectuales europeos, han sido víctimas de manipulación y desinformación sobre lo acaecido.

Y esto nos lleva, finalmente tras el largo preámbulo necesario para presentar precisamente el contexto en el cual fue escrita la carta; a un párrafo en específico de la misma. El cuarto párrafo dice textualmente:

“Nuestro pequeño país está hoy más amenazado que nunca antes por la superpotencia que pretende imponer una dictadura fascista a escala planetaria. Para defenderse, Cuba se ha visto obligada a tomar medidas enérgicas que naturalmente no deseaba. No se le debe juzgar por esas medidas arrancándolas de su contexto.”

Es decir, ellos, los signatarios del mensaje, justifican el crimen e implícitamente lo apoyan con el pretexto de esa siempre presente y siempre ficticia amenaza de invasión norteamericana a Cuba. Esto es bastante claro para aquellos que podemos leer e interpretar español y debe serlo incluso para aquellos que hoy tratan de decirnos que no hubo apoyo al crimen por parte de estos dos individuos a los cuales están defendiendo.

Nosotros que nacimos y nos criamos en Cuba después de 1959, conocemos claramente el sentido asignado a las palabras por la dictadura de los hermanos Castro. Esas “medidas enérgicas” son los fusilamientos sumarios de estos tres jóvenes. Esa llamada a no juzgar al régimen es manifestación del apoyo implícito a los mismos. Que no se exprese de manera abierta y explícita, no quiere decir que la intención sea otra.

Durante décadas, el régimen ha aprendido a jugar con el lenguaje y se ha adaptado a las condiciones históricas mundiales para sobrevivir, aprovecharse de la incapacidad intelectual de muchos y seguir justificándose ante la opinión pública mundial. Mientras que el mundo occidental se ha hecho más “políticamente correcto”, así mismo se ha transformado el lenguaje de la dictadura dirigido al exterior. Se ha pasado en muchos casos del mensaje abiertamente guerrerista, militante y desafiante a uno mucho más vago, “políticamente correcto” y sutil, como el que se aprecia en esa carta. Las ideas, sin embargo, siguen siendo las mismas.

No se puede, tras este análisis, continuar desvirtuando los hechos, ni tratando de cambiar la historia. Amaury Pérez Vidal y Silvio Rodríguez Domínguez apoyaron implícitamente el fusilamiento sumario de tres jóvenes cubanos en la primavera del 2003. Estos son los verdaderos hechos y ellos acarrean el juicio que sobre ellos dos se hace en estos días.

El resto es cuento de caminos.


Artículo de Hugo Cancio al cual se hace referencia:
http://generacioncambiocubano.com/index.php/noticias/5-politicahaciacuba/54-gcc-opina-sobre-silvio-rodriguez-y-amaury-perez-vidal

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